Hoy hay 2 cosas a recordar, en este, ya, 20 de febrero de 2005. Una de ellas es “toda la gente del baile, con las manos en el aire”. La otra es el bar restaurante La esquinita.
La primera es la frase del concierto de la mala Rodríguez. Estuvo muy bien. Ya han sabido como hacer un espectáculo de todo esto: un dj, unos grafiteros, presentación interaccion con el publico. Desde que vi a Def con 2 hasta nuestros días, muchas mejorías que diría mecano, han pasado.
Es como si me pongo a decir: “no me digas ya más nada”, traducido del amigo negro de Eminen, en los retos, en la peli de 8 miles, cdo dice: “Say no more”. Joder que triste, no?. Aparte de todo, el concierto estuvo guay.
Está entre donoso cortes y la calle del dak-tak. Las paredes tienen unos baldosines rectangulares de color gris. Limpios pero antiguos. Billetes de 10 de cien y de mil algo. Algunos de liras o algo por el estilo colgados en un corcho; todos como pergaminos, fruto del desgaste del humo del horno. El horno, con capacidad para 3 o 4 pizzas del año en el q franco aún vivia.
Lo q más me sorprendio del sitio es q no había musica. Era una especie de reducto, como cdo al bueno de la peli le persiguen los malos y se acoge al sagrario…pues de ese estilo. Yo me quede pensando ‘por fín, un bar sin sin musica’. Arriba se veía el casete pero no estaba encendido.
Con todo esto y con el pedo q llevaba, acabo pidiendo una coca cola y me sacan un tubo con un par de hielos y a continuación una lata de 33 cl. Recuerdas cdo la palabra ‘q’ tenia tres letras?? Pues por fín….un lugar dde las botellas de coca cola son de 33 cl.
Yo ya no me lo podía creer. Un lugar tan cutre…y a la vez tan acogedor. Parecía un milagro, ua especie de paraíso. Pero lo mejor estaba por llegar: pedimos 3 pizzas y el único hombre q estaba detrás del mostrador, empieza a coger una masa y a aplastarla, y a darle forma…NOS IBA A HACER LAS PIZZAS EN ESE MISMO INSTANTE!!!
Acostumbrado al Telepizza y demás franquicias, estaba flipando. Una pizza recien hecha a las 12 de la noche en moncloa, para mi estomago. Joder! Esto es un lujo, me decia yo. Nos puso las pizzas y….no defraudaron. Estaban buenisimas. Todo estaba en su punto; ni más más, ni más menos, la masa crujiente pero aceitosa, el queso fundido pero consistente, era la puta lujuría.
En el momento en el que el hombre hacía la masa, me dí cuenta q había alcanzado una especie de Nirvana. No os ríais q no es cachondeo. Para mí ese hombre fue como un monje Zen, os lo juro. En ese momento, ese hombre, sabía q tenía q hacer lo mejor posible la pizza. En ese momento la pizza era todo para el y todo el era la pizza. El amor se expandia de sus manos para hacer la pizza. Era una pizza con amor, una pizza artesanal de las que ya no se ven. Era el aquí y el ahora, una armonia interplanetaria para hacer la pizza. Cdo la probé supe que la pizza estaba hecha con amor. Que el hombre disfrutaba de su trabajo y q vivía para hacer pizzas. Q cada pizza es un nuevo reto, una nueva pasion, un paso más de aprendizaje hacia el nirvana.
Y aquella noche saboree el nirvana en queso fundido
tio, cuanta razón tienes. para empezar, cuando dices "entre donoso cortés y la calle del dak-tak", ya me sitúo mentalmente! a veces nos sabemos mejor las tiendas que el nombre de la calle.
ResponderEliminarlo de la pizza suena a tiempos perdidos... me recuerda a la pepita, el lugar de malasaña donde ves como la hija de la camarera se pone a freir las alitas de pollo. ni mcdonalds ni hostias!