Cuba libre.... y una pinga !!!

Antes de empezar a hablar de Cuba me gustaría poneros en antecedentes. Puede que mi opinión no tenga mucho fundamento, solamente he estado una semana en La Habana y por suerte he conocido a más de un cubano y con alguno que otro he mantenido un fuerte vínculo.

Dicho lo dicho, a primeros de junio me fui a La Habana con unos amigos que no vienen al caso salvo para darles las gracias por aguantarme a una semana y por los buenos momentos que he pasado con ellos. La Habana ha sido contrastes, La Habana me ha gustado mucho y me ha disgustado mucho por igual. Ha habido momentos en los que me han llegado muy gratos recuerdos y otros recuerdos muy malos. Si jugasemos al si fuera si fuera de Rafaella Carrá, si fuera un sabor, sería agridulce.

Nos alojamos en el Hotel Habana Libre, en el piso numero 23, desde allí habia unas estupendas vistas de varadero con parte del Malecón. Cuando miraba la ciudad, me recordaba a una pelicula de zombies. Sí, de zombies, la tipica ciudad donde se venian las casas coloniales, gastadas, sin ningun mantenimiento de pintura, desconchadas, ... y alrededor suyo, lleno de vegetación; palmeras que crecían sin control, tanto que no dejaban en algunos casos contemplar ya, la estructura del edificio.

Lo primero que te choca son esos coches de los años 50, esos Plymouth, esos Chevys y como no, esos Ford. En esos coches de los fifties no hay pintura metalizada sino capas y capas de pintura a mano, azules, azules fuertes, tirando a papa pitufo pero sin llegar a ese tono. 

La gente, sus ropas, sin marcas, vestidos como buenamente pueden, casi toda la población mulata y sobre todo su constitución, el mulato grande, ancho, por lo general, fibrado o con su tripita cervecera o de cristal (tambien toman bucanero). y la mulata, con esas pocas tetas, esa tripita y ese precioso culo grande que le nace desde la mitad de la espalda.

He amado mucho al cubano y lo he odiado mucho en esa semana, si bien es cierto que casi todo el tiempo he estado en la capital y en todas las ciudades de todos los países, como puede ser Madrid se congrega bastante más chusma por kilometro cuadrado, las pocas veces que he salido de La Habana me ha caido mejor la población.

Y digo que la he amado mucho porque es impresionante ponerte a hablar con la camarera que te sirve los platos y que te de lecciones de economía y de geografía, o que te de lecciones de como arreglar un coche un taxista que tiene menos estudios que un servidor. Hablar con el cubano de esta manera es todo un deleíte, es de una calma y espiritualidad que en pocos sitios he podido comprobar. Pero también he odiado mucho al cubano. Ese cubano que estas parado en medio de la plaza, esa su plaza, preciosa, que te quedas en silencio ensimismado por ese su lugar y no hace más que hablarte y romper ese momento mágico para pedirte dinero, o para decirte que vayas a su restaurante a comer.

Otra cosa que me ha disgustado bastante de la isla ha sido el turismo sexual. He tenido la suerte de viajar a Tailandia, otra ciudad de alto contenido sexual y donde se veían adolescente con viejos que rondaban los fifties pero de manera distinta. En Tailandia esta separado. Yo visite templos, me di masajes y me tome alguna cerveza en algun bar sin que me ofrecieran servicios sexuales. En Tailandia sabia las casas donde te podías hacer un masaje con final feliz, sabías los bares donde había putas que te ofrecían sus servicios... Pero en Cuba... en cuba está mezclado, todo es una casa de putas; vas por la calle a las 5 de la tarde y te ofrecen unas chicas, vas a un bar a oir un poco de jazz y dos mulatas te preguntan que si les puedes invitar a una copa. Andas por la calle y en dos segundos ya te han pedido el numero de móvil y al día siguiente tienes 5 llamadas perdidas.

A alguna gente le parecera excusable y dirán que es mejor prostituirse que morirse de hambre. Lo entiendo y lo respeto. Lo que no me parece excusable es prostituirse por tener dinero fácil y encima que te lo vendan como si fuese algo "normal".

En resumen, Cuba, es una isla con encanto y la sensación que me llevo es favorable, la balanza se inclina más hacia el lado bueno de las cosas. Quizás se me pego un poco el optimismo cubano y quiera verlo así, como algo bonito a pesar de todo.